Proyecto Educativo

Visión

Ser un Colegio, que en un ambiente de familia y libertad, junto a su grupo familiar forme personas a imagen de Cristo y María, con principios católicos sólidos y una formación académica e intelectual que les permita ser agentes activos de cambio en su realidad social y cultural.

Misión

Preparar al educando para la vida del adulto, proporcionándole un clima humano y un ambiente físico que le permita establecer vínculos con las personas y su entorno, y a partir de sus experiencias y vivencias llegue a comprender el significado del mundo natural, sobrenatural, social y cultural acorde a su edad y madurez.

Nuestro Colegio es de inspiración Católica, y como tal, comparte con la Iglesia Católica la formación integral de la persona a través de la asimilación crítica y sistemática de la cultura, teniendo a Cristo como principio y fin de toda la formación auténticamente humana y Cristiana. Como institución Católica y Mariana, el Colegio asume la misión que Cristo le confía a su Iglesia, colaborando con la familia en la tarea de educar a sus hijos como personalidades cristianas, comprometidas con su realidad, que asumen un compromiso histórico activo y eficaz, planeando su ambiente con un estilo de vida cristiana y mariana. 

La conciencia de nuestra situación histórica, nos lleva a un conocimiento calificado de la realidad que nos toca vivir y que existe a nuestro alrededor. En esta época de cambios, es nuestra preocupación, el surgimiento de una nueva cultura, con formas más humanas y cristianas de abordar la riqueza y la pobreza, de entender al individuo y la comunidad, el país y el mundo entero. Nos importa, que surja la solidaridad misionera, para compartir la preocupación de Jesucristo Redentor por todos los hombres. 

Vivimos en el Chile de hoy y dado que no queremos hombres islas o comunidades burbuja, en nuestro proceso formativo, está esencialmente incorporada la dimensión social, esto significa que no sólo formamos una familia y promovemos los vínculos, si no que a su vez, desarrollamos la sensibilidad y la acción social. Esto no es periférico al interés del Colegio María Educa, sino parte constitutiva de la formación que el Colegio desea entregar. 

Planificar y llevar a cabo el proceso educativo, supone que los distintos componentes de la comunidad escolar, donde está situada la Organización Educativa, tomen una serie de decisiones: El funcionamiento armónico de la organización hace necesaria la existencia de bases comunes de actuación sin las cuales no quedaría suficientemente garantizada una coherencia en la formación de los alumnos. 

Uno de los aspectos en que se ha puesto mayor atención este último tiempo, ha sido en la necesidad de otorgar autonomía a las Organizaciones Educativas, reconociéndolas como la unidad y pieza clave del sistema educativo. Esta autonomía, es precisa porque el proceso educativo no puede ni debe ser necesariamente el mismo en todas las organizaciones, sino que tendrá que responder al contexto socioeconómico y cultural en que se encuentra ubicado, a las peculiaridades de los alumnos y a la concepción educativa que los docentes, los alumnos y la familia mantengan. En nuestro caso, la reflexión sobre estas necesidades específicas, fue realizada por equipos de trabajos formado por profesores, apoderados, directivos y administrativos del colegio quienes a la luz de las directrices de la LOCE, Políticas Educacionales Nacionales y comunales, además de información relativa al estilo pedagógico del padre José Kentenich, permitieron ir dando forma al actual proyecto. Al respecto, quisiéramos insistir que los lineamientos descritos, nos señalan la dirección en la que queremos movernos, pero además se trata de objetivos a largo plazo, en ningún caso se pretende que estos sean alcanzados de un día para otro. Constituyen criterios para evaluar lo que hemos realizado hasta aquí y los pasos que daremos en el futuro. También para los educadores vale el principio que, hay que empezar donde el otro está y ponerse en movimiento con él. Esto significa que el educador, debe empezar por lo que sabe hacer y someter los efectos de su actividad, primero a la reflexión personal y después a la comunitaria. 

La investigación confirma que toda innovación pedagógica es gradual y la experiencia enseña que la realización de un estilo pedagógico y curricular a presión tiene corto aliento. Lo que importa es la reflexión y el diálogo abierto y de apoyo sobre nuestra actividad. Ello vale tanto para los educadores profesionales, como para los padres de familia.